La informacion oficial dice que "El pasado 17 de octubre fue inaugurado el Museo Superior de Bellas Artes "Palacio Ferreyra", fruto de la readecuación de la tradicional casona situada frente a la Plaza España de la ciudad de Córdoba. El nuevo museo, con un ambiente central de más de 20 metros de altura, consta de tres pisos, un subsuelo, y un total de 12 salas de exposición para 500 obras."
Lo que NO dice, es que para hacer el Museo, se destruyó la mitad o quizas mas de la única obra de arquitectura de su tipo en nuestra Ciudad.
Los autores del proyecto del edificio fueron los arquitectos franceses Ernest-Paul Sanson (1836-1918) y su hijo Maurice Sanson (1864-1917), egresados de la Escuela de Bellas Artes de París, continuadores del prestigioso estudio del arquitecto Antoine Nicolas Bailly y profundos conocedores de la tradición arquitectónica francesa de los siglos XVII y XVIII. Su especialidad fue la realización de grandes residencias particulares para encumbradas familias francesas como los Montmorency, Orléans, Ganay, Arenberg y otros. Dentro de su extensa obra sobresalía el legendario Palais Rose, construido entre 1896 y 1906 en París. Ese verdadero monumento de la belle époque fue un encargo del matrimonio integrado por Boni de Castellane y Anna Gould. Su demolición, a fines de la década del sesenta, fue una lamentable pérdida patrimonial para Francia y prefiguró el destino de varias residencias semejantes en diversas capitales del mundo.
Los Sanson construyeron residencias en Francia y en varios países de Europa, y su prestigio se extendió también a los Estados Unidos. Pero dentro de su obra completa la pieza cumbre es el Palacio Ferreyra, encargado por el doctor Martín Ferreyra (1859-1918), destacado médico cirujano que había estudiado en Buenos Aires, Francia e Inglaterra, de actuación pública en distintas funciones, propietario de las canteras Malagueño y pionero en el desarrollo de la industria de la cal. Como muchos otros de sus connacionales, pasó largas temporadas en París con su esposa, Mercedes Navarro Ocampo, y sus siete hijos. Hacia 1910, durante una de esas estadías, Martín Ferreyra encargó a los arquitectos Sanson el proyecto de su casa en Córdoba, pidiéndoles que se inspiraran en otra obra del estudio que le había gustado mucho: el hôtel Kessler (1905), ubicado en la avenida Raphaël de la capital francesa, posteriormente adquirido por el perfumero Coty, y hoy, también, destruido. De regreso a la Argentina, el doctor Ferreyra solicitó al experimentado ingeniero Carlos Agote, entonces director de la construcción del Palacio Paz en Buenos Aires, que se hiciera cargo de la edificación de la nueva residencia. Las obras, comenzadas hacia 1912, sufrieron demoras al iniciarse la Primera Guerra Mundial y concluyeron definitivamente hacia 1916.
Medida por medida
El Palacio Ferreyra es uno de los edificios más notables construidos dentro de esta tendencia internacional que se desarrolló a principios del siglo XX, de recuperación del clasicismo francés. Así lo señaló el prestigioso historiador de la arquitectura Nikolaus Pevsner, quien a principios de la década del sesenta visitó el edificio y se mostró impresionado y sorprendido por su escala y calidades, a las que, según sus propias palabras, ningún palacio británico podía superar, ni siquiera el de Buckingham: “Uno no tiene idea de su tamaño -escribió-. Se encuentra rodeado de un jardín mediano y ubicado sobre una avenida principal de la ciudad. Y así como se lo ve, tiene un hall central de 100 por 100 pies. El hall del Reform Club, para dar un ejemplo, tiene 52 por 52 pies, el Salón de Baile del Palacio de Buckingham Palace tiene 120 por 60 pies y su altura es de 45 pies; la altura del hall en Palacio Ferreyra es de 75 pies, es decir, los supera a todos. Eso da una idea de la escala de la casa “
Exteriormente, el estilo adoptado es una original recreación del clasicismo francés de los siglos XVII y XVIII. Combina una severa composición decorativa de rígida geometría con una refinada y elegante ornamentación cuyos motivos vegetales y animales otorgan al edificio cierto aspecto art nouveau , reforzado por la cubierta de metal y vidrio que corona el conjunto. El parque circundante, estructurado según cada frente de la casa, combina áreas de trazado geométrico, provistas de fuentes y canteros, con otras de inspiración naturalista, integradas por macizos arbóreos de especies autóctonas y exóticas. Diseñado por Charles Thays, este parque es un ejemplo sobresaliente de jardín privado urbano, el de mayor tamaño y mejor conservado de la Argentina.
Las excepcionales características de este edificio se prolongan en los interiores, organizados alrededor de un imponente hall central que alberga una monumental escalera y un gran balcón perimetral. Este lugar, de escala desmesurada -más de 20 metros de altura- está cubierto por un enorme cielorraso suspendido que parece flotar por encima de la balaustrada de coronamiento gracias a un inusual dispositivo de iluminación natural que la rodea. Este espacio es todo un ensayo de transición, está ubicado en el punto intermedio exacto entre las naves de hierro y vidrio del siglo XIX y las finas cáscaras de hormigón armado del siglo XX.
Alrededor de este hall se agrupan grandes salones de recepción en la planta baja y en el primer piso, habitaciones privadas cuya decoración y mobiliario estuvieron a cargo de la casa Krieger de París. Estos interiores constituyen un conjunto único en América y probablemente en todo el mundo, ya que representan una sofisticada versión del estilo Imperio, característica de principios del siglo XX
Los Sanson construyeron residencias en Francia y en varios países de Europa, y su prestigio se extendió también a los Estados Unidos. Pero dentro de su obra completa la pieza cumbre es el Palacio Ferreyra, encargado por el doctor Martín Ferreyra (1859-1918), destacado médico cirujano que había estudiado en Buenos Aires, Francia e Inglaterra, de actuación pública en distintas funciones, propietario de las canteras Malagueño y pionero en el desarrollo de la industria de la cal. Como muchos otros de sus connacionales, pasó largas temporadas en París con su esposa, Mercedes Navarro Ocampo, y sus siete hijos. Hacia 1910, durante una de esas estadías, Martín Ferreyra encargó a los arquitectos Sanson el proyecto de su casa en Córdoba, pidiéndoles que se inspiraran en otra obra del estudio que le había gustado mucho: el hôtel Kessler (1905), ubicado en la avenida Raphaël de la capital francesa, posteriormente adquirido por el perfumero Coty, y hoy, también, destruido. De regreso a la Argentina, el doctor Ferreyra solicitó al experimentado ingeniero Carlos Agote, entonces director de la construcción del Palacio Paz en Buenos Aires, que se hiciera cargo de la edificación de la nueva residencia. Las obras, comenzadas hacia 1912, sufrieron demoras al iniciarse la Primera Guerra Mundial y concluyeron definitivamente hacia 1916.
Medida por medida
El Palacio Ferreyra es uno de los edificios más notables construidos dentro de esta tendencia internacional que se desarrolló a principios del siglo XX, de recuperación del clasicismo francés. Así lo señaló el prestigioso historiador de la arquitectura Nikolaus Pevsner, quien a principios de la década del sesenta visitó el edificio y se mostró impresionado y sorprendido por su escala y calidades, a las que, según sus propias palabras, ningún palacio británico podía superar, ni siquiera el de Buckingham: “Uno no tiene idea de su tamaño -escribió-. Se encuentra rodeado de un jardín mediano y ubicado sobre una avenida principal de la ciudad. Y así como se lo ve, tiene un hall central de 100 por 100 pies. El hall del Reform Club, para dar un ejemplo, tiene 52 por 52 pies, el Salón de Baile del Palacio de Buckingham Palace tiene 120 por 60 pies y su altura es de 45 pies; la altura del hall en Palacio Ferreyra es de 75 pies, es decir, los supera a todos. Eso da una idea de la escala de la casa “
Exteriormente, el estilo adoptado es una original recreación del clasicismo francés de los siglos XVII y XVIII. Combina una severa composición decorativa de rígida geometría con una refinada y elegante ornamentación cuyos motivos vegetales y animales otorgan al edificio cierto aspecto art nouveau , reforzado por la cubierta de metal y vidrio que corona el conjunto. El parque circundante, estructurado según cada frente de la casa, combina áreas de trazado geométrico, provistas de fuentes y canteros, con otras de inspiración naturalista, integradas por macizos arbóreos de especies autóctonas y exóticas. Diseñado por Charles Thays, este parque es un ejemplo sobresaliente de jardín privado urbano, el de mayor tamaño y mejor conservado de la Argentina.
Las excepcionales características de este edificio se prolongan en los interiores, organizados alrededor de un imponente hall central que alberga una monumental escalera y un gran balcón perimetral. Este lugar, de escala desmesurada -más de 20 metros de altura- está cubierto por un enorme cielorraso suspendido que parece flotar por encima de la balaustrada de coronamiento gracias a un inusual dispositivo de iluminación natural que la rodea. Este espacio es todo un ensayo de transición, está ubicado en el punto intermedio exacto entre las naves de hierro y vidrio del siglo XIX y las finas cáscaras de hormigón armado del siglo XX.
Alrededor de este hall se agrupan grandes salones de recepción en la planta baja y en el primer piso, habitaciones privadas cuya decoración y mobiliario estuvieron a cargo de la casa Krieger de París. Estos interiores constituyen un conjunto único en América y probablemente en todo el mundo, ya que representan una sofisticada versión del estilo Imperio, característica de principios del siglo XX
solo quería decirte q no se destruyo. actualmente el palacio ferreyra, ahora museo superior de bellas artes, fué destuido exclusivamente por la familia.No pagan impuestos y no matenían la casa. y lo principal de arquitectura se mantiene en el primer piso, lo que se restauro y se mantuvo igual. si lo otro no está es porq la humedad consumió todo y era imposible restaurarlo.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo con vos que la familia fue la primera en NO cuidarlo. Y sigo pensando que el estado lejos de restaurar una joya, unica en su tipo en nuestra ciudad lo "mal" transformó.
ResponderBorrarGracias por tu comentario.
Me parece una aberración lo que se hizo con una obra de semejante valor histórico y patrimonial, único en la ciudad por su estilo y estado de conservación. Realmente una pérdida muy grande y dolorosa. En parte, creo yo, por culpa de la familia, en otra muy grande porque la hay gente que toma este tipo de decisiones es totalmente incompetente y en parte también culpa de la sociedad que no supimos valorarlo y cuidarlo.
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